Lagrimas de Cocodrilo...


Comienzo mis crónicas yo, un verdugo en paro, hablando de mi querido Obama que no me invitó a los actos de su Zona Cero. Mi amigo y ex jefe Bush estaba ahí junto con otros verdugos que siguen en nomina y yo, no, pero eso no me duele.

Lo que me avergüenza de esos actos y homenaje a las verdaderas víctimas del 11-S, es la imagen de esos verdugos americanos que se desfilan como se fueran víctimas también con sus lágrimas de cocodrilos y sus papeles interpretado con éxito cada año en estas fechas, cuando ya se sabe que son ellos los primeros culpables de esos atentados y de otras vejaciones a la humanidades que han dejado a miles y miles de víctimas que no tienen ahora su zona cero, ni un chorro de agua o luz, ni una crónica de prensa que les llora… ni apenas mueven la conciencia del sueño americano por dios y su bandera.  

Los crímenes de la política exterior estadounidense desde la II Guerra Mundial hasta la invasión de Irak deberían sentar a más de uno ante el Tribunal Penal Internacional de estos verdugos que se han desfilados ayer ante las cámaras del mundo y con sus besos de judas a las pobres víctimas del 11-S.  

Nicaragua, El Salvador, Palestina, Chile, las dictaduras árabes y africanas en los que Washington apoyó a regímenes criminales, las mentiras de Irak y su posterior invasión, las cruzadas contra Bin laden y lo que dejaron en el camino de la violación de derechos humanos, Guantánamo vivo testigo de esas vejaciones, las violaciones de la cárcel de Abu Garib.

 Las cifras y atrocidades que han costado la vida a cientos de miles de personas y en las que estos verdugos han jugado un papel importante. Están ahí, pero ni yo, ni vosotros no lo sabrán. Nunca ocurrió. No importa. No es interesante. Los crímenes de EE UU han sido sistemáticos, constantes, atroces y despiadados, pero poca gente habla de ellos”. ¿Por qué? Por la fría manipulación llevada a cabo de forma brillante y exitosa por Washington, “todo un ejercicio de hipnosis”. Como dice Harold Pinter en su discurso cuando recibió el Nobel.

 “Cosa nuestra” a la americana, “estás conmigo o contra mí”, la vida de uno que no sea americano, no vale ni una mierda en esta cruzada que ha iniciado Washington desde Hiroshima y más aun desde el 11-S, con la bendición de sus ciudadanos, sin reacción, hipnotizados en sus sofás por el tío Sam, sin tener que ponerse a pensar sobre lo que les espera del peaje que tienen que hacer: degollados en manos de otros barbudos como Osama o mutilados y esparcidos en la venganza de un camicace que quiere mandar un SMS a Washington.  

Algo milagroso debe ocurrir para que la verdad ocupe su lugar, o para que el hombre recupere su dignidad ante espectáculos como el de ayer.  

La gran víctima del 11-S, ha sido la conciencia común, perdida entre los escombros y polvos de esa zona cero, que nos ha cegado desde 2001 para aceptar cualquier cosa que venga de América, cualquier análisis o recomendación del tío Sam, cualquier reportaje o noticia de sus peones, hasta el grado de admitir y tragar escenas teatrales iguales que Makbeth donde el asesino, se sienta a llorar con su víctima, la corteja y se aprovecha de ella para mantener su poder.

Es que la realidad supera las más atroces farsas de Shakespeare, que dios le bendiga.

Firmado por: Un verdugo en paro.
Toledo el 12 de septiembre de 2011